Orden de Mérito Intelectual José María Heredia
La Orden de Mérito Intelectual José Maria Heredia fue creada durante la época republicana por el decreto presidencial N° 364 de 8 de febrero de 1941, para recompensar la labor sobresaliente de pensadores, escritores, profesores y artistas nacionales o extranjeros que se destacaran notablemente en la filosofía, la literatura, y en cualquiera de las ramas del arte y las ciencias educativas. Lleva el nombre del gran poeta cubano del siglo XIX José María Heredia.
Diseño
Fue fabricada en plata por la firma Vilardebo & Riera, responsable de la confección de la mayoría de las buenas medallas cubanas de la época republicana.
La descripción de la pieza es la de su grado de Gran Oficial.
La insignia de la orden es una estrella de cinco puntas, esmaltada en blanco, rodeada par una guirnalda de hojas de palma. En el centro de la estrella lleva un circulo de esmalte azul turquí con la efigie en dorado del poeta alrededor del cual podemos leer la inscripción: "ORDEN DE HEREDIA". En el reverso se encuentra grabada la inscripción del fabricante.
La cinta correspondiente, en los inicios de la Orden, se dividía en tres franjas verticales del mismo ancho, con los colores azul turquí, blanco y roja. A partir de 1956, la cinta es toda blanca.
La sede de la Orden era el instituto Nacional de Cultura y su Consejo estaba formado por el Presidente de la Republica, como Jefe Supremo, el Ministro de Educación como Gran Canciller y el Director del instituto Nacional de Cultura como Vicecanciller.
EI diploma correspondiente, que se entregaba junto con la condecoración, llevaba impresas las imágenes del Escudo Nacional y de la insignia de la Orden, y era firmado por los tres miembros del Consejo.
En el caso de ciudadanos cubanos, se procuraba otorgar la Orden a autores, profesores o artistas cuyo rango intelectual o estético se hallara firmemente establecido por la continuidad de su labor y par el resultado beneficioso que esta hubiera producido al prestigio de la cultura nacional. En el caso de ciudadanos extranjeros, se procuraba que los mismos, además de los meritos intrínsecos de su obra, hubieran mostrado adhesión o simpatía hacia la cultura cubana o hubieran alcanzado una significación internacional tan destacada e influyente que la cultura nacional se sintiera obligada a testimoniarles un alto reconocimiento.
La imposición de las condecoraciones, salvo casas excepcionales, era realizada cada año el día 31 de diciembre, fecha de conmemoración del natalicio de José Maria Heredia.
José María Heredia
José Maria Heredia (Santiago de Cuba el 31 de diciembre de 1803; † Toluca (México) 7 de mayo de 1839). Es considerado como uno de los mejores poetas cubanos, y a quien se le ha dado el título de Poeta Nacional así como el del "Cantor del Niágara", por su oda de ese nombre. Heredia es un insigne representante de la escuela pre-romántica. Algunas de sus obras son extraordinarias composiciones descriptivas donde plasma su percepción fina y rápida de la naturaleza. Una de las características centrales de su obra es el sentido espiritual del paisaje físico.
Estudió leyes en la universidad de la Habana, licenciándose en 1823. En el otoño de este mismo año fue detenido por formar parte de una conspiración autonomista, y desterrado de su patria. José Maria Heredia vivió algún tiempo en los Estados Unidos, y pasó después a Méjico, donde desempeñó diversos cargos públicos. Su primer libro de versos fue publicado en Nueva York (1825); otra colección de sus Poemas vio la luz en Toluca (1832).
En 1836, después de hacer retracción pública de sus ideales independentistas, le fue permitido dado visitar a Cuba. Tras unos meses, desengañado de la política de su país, volvió a Méjico, donde había de morir poco después de tuberculosis. Los temas poéticos de Heredia son, en general, inspirados por su ardiente patriotismo; se le considera el mayor de los poetas antillanos y se citan, sobre todo, sus poemas Himno del Desterrado, En el Teocalli de Cholula. Desengaños. y mas especialmente aun, la Oda al Niagara. Sus Obras Completas fueron publicadas en Paris en 1893 con prologo de Elías Zerolo.