Maleconazo

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Manifestación del Maleconazo. Foto de Karel Poort.

El Maleconazo (o "El Habanazo"), fue la única protesta popular de relevancia producida en Cuba tras el triunfo de la revolución en 1959, y forma parte de los diversos acontecimientos producidos durante la Crisis de los balseros de 1994. Su nombre se debe a haberse producido en el malecón habanero, el 5 de agosto de 1994.

Antecedentes

En 1991 se había desintegrado la Unión Soviética, y la inmensa cantidad de suministros subvencionados procedentes del antiguo bloque del Este, dejó de llegar a Cuba. La economía cubana se hundió en la más profunda crisis de su historia, la cual fue llamada por el argot oficial como "Período Especial".

Para verano del 1994 la situación de la población era desesperante, la falta de alimentos y de todo tipo de recursos estaba en su nivel más alto. Comenzaron los secuestros de embarcaciones con el fin de huir hacia los Estados Unidos y la lucha de las autoridades por impedirlo. Uno de estos intentos terminó con el hundimiento del Remolcador 13 de marzo con numerosas víctimas entre los 68 refugiados a bordo.

Desarrollo

En esta situación, se corrió el rumor en la población de que en la bahía de La Habana había un barco que llevaría a quien quisiera a Estados Unidos sin trámite alguno. En horas del mediodía del 5 de agosto de 1994 comenzó un éxodo masivo hacia el Malecón. La Policía llegó en el acto, e intentó detener o desviar a la multitud, pero fue sobrepasada. Los choques derivaron en los peores disturbios en 35 años, pedradas y saqueos. Miles de cubanos gritaban "Libertad", "Abajo Fidel" y otras consignas similares. Los cristales del Hotel Douville y de numerosas tiendas que vendían en divisas extranjeras, fueron destruídos, y la multitud iba en aumento, llegando en ese momento a un estimado de 20.000 personas.

Al empeorar la situación, el Ministro del Interior Abelardo Colomé Ibarra pidió instrucciones al Ministro de las FAR Raúl Castro. La policía recibió refuerzos de sus unidades, más el apoyo de las organizaciones paramilitares Brigadas de Respuesta Rápida y Contingente Blas Roca Calderío armados de palos, hierros, bates de beisbol; además de unidades del MININT armadas con fusiles AKM. Unidades de las Fuerzas Armadas Revolucionarias como la Unidad de tanques de Managua, fueron puestas en estado de alerta Posición 1, con los motores en marcha.

Tras cuatro horas de lucha callejera, a las 5 de la tarde llega al lugar de los hechos Fidel Castro en un jeep, para dirigir personalmente las operaciones para tomar el control de la situación, bajo los vítores de "Viva Fidel" de sus partidarios. Llegó acompañado de colaboradores como el Secretario General de la UJC Roberto Robaina, Carlos Lage, José Millar, Felipe Pérez Roque, Jorge Lezcano, etre otros.

El gran despliegue policial logró aplacar los disturbios.

Esa noche Fidel Castro se preentó en la televisión a las 9, y habló durante dos horas sobre los sucesos. Acusó a Estados Unidos de instigar la revuelta, mientras los medios gubernamentales afirmaban que sus participantes estaban pagados por Estados Unidos.

Fidel relató que mientras estaba trabajando en el Palacio de la Revolución, le llegaron informes de "incidentes en el puerto" y de "algunos disturbios y desórdenes".

Afirmó:

"Aún a riesgo de que me pudiera ganar algunas críticas, yo consideré mi deber ir donde estaban produciéndose esos desórdenes. Si realmente se estaban lanzando algunas piedras y había algunos disparos, yo quería también recibir mi cuota de piedras y disparos".

Según Fidel, le ordenó a su escolta no disparar.

"Ustedes no pueden tomar ninguna decisión si no les doy una orden. Prefiero que me tiren a mí".

Consecuencias

Veintitrés locales y tiendas fueron saqueados y dañados. 375 personas fueron detenidas (según la oposición la cifra oscila entre 500 y 1.000 personas). 75 de ellas fueron sentenciadas a penas que oscilan entre dos y cuatro años, 300 a penas entre ocho y 10 meses. Todos fueron acusados de alteración del orden público con daños a la propiedad social. Oficialmente la manifestación se dispersó "sin disparos ni muertos", aunque se reconoce que hubo 35 heridos, entre ellos 11 policías atendidos en centros de salud. Sin embargo, en las fotos se ven paramilitares disparando, y testigos presenciales hablan de al menos un policía linchado cerca del Hotel Deauville, además de manifestantes heridos de bala.

La revuelta fue un claro signo de que la población cubana había llegado al límite, y el gobierno reaccionó de la misma forma que en el pasado. Fidel Castro declaró:

"Si Estados Unidos no toma medidas rápidas y eficientes para que cede el estímulo a las salidas ilegales del país, entonces nosotros nos sentiremos en el deber de darles instrucciones a los guardafronteras de no obstaculizar la salida de embarcaciones que quisieran venir de Estados Unidos a recoger aquí a familiares o a ciudadanos cubanos".

El 11 de agosto de 1994 se ordenó a los guardafronteras no impedir más las huídas de cubanos a Estados Unidos.

Esto originó otro éxodo masivo de balseros. En un mes más de 35.000 balseros cubanos llegaron a Estados Unidos, hasta que el 11 de septiembre se cerró la frontera otra vez.

Poco después se logró firmar un nuevo acuerdo migratorio con el gobierno de Bill Clinton.

Galería de imágenes

Las primeras diez imágenes son del fotógrafo holandés Karel Poort, que estaba de vacaciones en Cuba hospedado en el Hotel Lincoln, en la calle Galiano, uno de los epicentros de las protestas.

Ver también

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